Una bonita mañana de domingo

mañana de domingo escuchando música

Un paseo por la memoria entre vinilos y violines

Cuando salimos de casa con la idea de visitar el mercado de antigüedades de Verges, no sabía que la música iba a ser la protagonista de esa mañana 

Siempre conduce él, cosa que agradezco muchísimo, eso me ayuda a disfrutar del paisaje, escuchando la música. Esa mañana sonaba Travis Birds en spotify,

Miraba abstraída pasar los campos con las gigantes balas de paja, pidiendo mentalmente que Toni no iniciara una conversación sobre economía social para cambiar el mundo y me dejara acabar de escuchar la letra de la canción.


Y no es que no me guste escuchar a mi marido, pero hay momentos en que agradezco su silencio para dejar que esas cantautoras hablen por los dos.


Eso tan sencillo, para mi es un regalo… mi primer regalo musical de la mañana

La luz del Baix Empordà a finales de septiembre es espectacular 

vinilos de aute, víctor, llach

Aparcamos y caminamos hacia el mercado de antigüedades, yo con la idea fija de encontrar una pieza de cerámica antigua. Empecé a recorrer las paradas, sin percatarme que Toni se había quedado atrás. Lo encontré  removiendo discos en un cajón de madera. 

 Tenía en la mano varios vinilos, uno de LLuis Llach, con un gesto de complicidad, nos dijimos, – estamos en su pueblo. Otro era  “Por el camino” de Victor Manuel , ese que tanto habíamos escuchado en el cassette de aquel Citroën VISA a finales de los 80’s , pero fué el de «Que te puedo dar», el que me removió algo por dentro y más cuando lo abrí y vi que tenía una dedicatoria escrita a mano “per tu, més val tard..,  molts petons. Cesc » (para ti, más vale tarde, muchos besos, Cesc)

Estaba tan contenta y emocionada, que me olvidé por completo de la razón por la que visitamos el mercadillo, aquella pieza de cerámica antigua.


 Y es que, en realidad cuando vas a un mercadillo de antigüedades, buscas eso, algo que te emocione o te creé nuevas sensaciones (creo que eso ya lo dijo Mecano). La verdad es que hay cientos de objetos de todo tipo, algunos son verdaderos tesoros, sábanas bordadas, cuadros pintados, muebles.., me quedé observando un juego de té,  me recordó al que siempre había visto en casa de mis padres y  nunca usamos, por si se rompía.., y allí sigue sin romperse y sin usarse.  Como seguramente le pasó al que ahora tenía delante.


Estaba imaginándome como sería la familia a la que pertenecían aquellas tacitas de té, cuando Toni me hizo un gesto para que fuera hacía donde el estaba.


– Mira, me dijo mientras me enseñaba la portada de «Testimonios» de Aute, debí poner cara de «lo quiero» porque el hombre que los vendía actuó enseguida.., en este disco está «Las cuatro y diez» una de mis favoritas desde siempre.

A pesar que ahora no tenemos reproductor de Cds  el hombre insistió en que nos quedáramos  un precioso Cd de Serrat con todas las letras en un libro, nos bajó el precio, y claro también nos lo quedamos.

Total que salimos del mercado felices, con nuestros vinilos de algunos de nuestros cantautores favoritos.., aunque todavía nos faltan, poco a poco vamos aumentando nuestra colección, ahora que volvemos a tener toca discos. 

La mañana nos sorprendería con otra experiencia musical 

Buscamos una terraza donde tomar nuestra cervecita de los domingos.


Verges es un pueblito pequeño. No tardamos mucho en encontrar el bar de la plaza donde nos sentamos y empezamos a revisar nuestras compras.

La camarera que nos atendía, debió percatarse de nuestra cara mirando el disco de Aute, porque nos felicitó por la compra, nos sonrió y nos dijo que en unos minutos habría música en directo. 

Lo que  no se imaginaba,  es que yo me pondría a llorar leyendo las letras de esos discos, que mi mente se iría 40 años atrás. 


Que los pueblos pequeños me emocionan y si encierran tanta historia en sus piedras como en el que estábamos, más todavía y que  la canción menos conocida de Victor “ Sara” , ahora tenía la cara de una niña alegre, muy diferente al de la letra, esa que me aprendí hace tanto tiempo. 

musico tocando el violín en la palza del pueblo
músico tocando el violín, mientras una mujer mira por la ventana

Tal como nos dijo la amable camarera,  llegó el músico, con sus instrumentos, un laúd y un violín.

 Un hombre un tanto peculiar, iba vestido con camisa de frac, gemelos incluidos, pantalones de lino marrón con algún agujerillo y zapatos bastante usados. 

Deduje, por la manera con la que le hablaba la gente, que no era la primera vez que tocaba allí,  seguramente era del pueblo o de los alrededores. Creí entender que era  irlandés, (pero hablaba un catalán perfecto), y que había tocado música clásica en grandes orquestas.


Empezó tocando el violín, yo no es que sepa mucho de música de violín, pero sonaba espectacular. Me fijé en como lo miraba una chica desde la ventana del bar, que me recordó al cuadro de Dalí.  Pocos minutos después llego otro músico que tocaba el cajón y la guitarra, entre los dos crearon ese ambiente musical alegre y entrañable que tienen los pueblos pequeños,


La plaza se llenó de gente, seguramente la misma que había en el mercado, que al oír la música se fueron acercando.


Quedamos asombrados y maravillados escuchado la música.


De verdad,  que hay que dar las gracias a estas personas que crean belleza y ayudan a que los demás vivamos esos momentos

Para terminar este artículo, solo agradecer a la vida que ponga en mi camino tantas opciones en las que puedo disfrutar de lo que me gusta, tener tiempo para hacerlo, sin gastar demasiado. 

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2 Comentarios

  1. Mari Angeles dice:

    Hermoso lo que escribes y cómo lo escribes.
    Me ha encantado, Júlia.
    Besos!!

    1. Gracias por leerlo, me alegro que te guste. un abrazo

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