
Antonio Machado dice; ” Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla…» Los míos se asemejan a los suyos, aunque en mi patio en lugar de un limonero, había una palmera y macetas con geranios.
Aprendí las primeras letras en una escuela rural mixta, donde nuestra compañera era una preciosa virgen que siempre nos miraba con ternura.
Fue en 1972 cuando comencé a ir a la escuela.
Ahora sé que ‘Run To Me‘ de Bee Gees fue una de las canciones que más sonaron en Europa. Debía ser por eso que mis padres hablaban de los cantantes de pelo largo y los incómodos pantalones de campana. En España, Formula V, Nino Bravo y Celia estaban en todas las radios y televisores.
Todavía se escuchaban radionovelas y el programa de Elena Francis, aunque ya estaban en los últimos tiempos, igual que la dictadura en España. Los 70’s fueron años de cambio, también para la escuela de Ceal.
No recuerdo claramente el primer día de escuela, supongo que estaba emocionada, con esa mezcla de ilusión y miedo que todas las niñas y niños tienen al empezar algo nuevo.
Lo que sí que recuerdo es la distribución de la clase.
Los de primaria nos sentábamos en el rincón de la entrada, cerca del confesionario, (porque la escuela hacía a la vez de iglesia), los cursos intermedios se ubicaban a la mitad y los superiores estaban más cerca de la señorita y de la virgen.

En aquella época todavía existían las clases separadas por sexo, sin embargo la escuela de Ceal era mixta, donde niñas y niños compartíamos pupitre y enseñanzas.
Aquella maestra hacía verdaderos milagros gestionando pupitres y acomodando niñas y niños de todas las edades en espacio tan reducido. Claro está, así eran las escuelas unitarias, una misma maestra para niños de todas las edades, fueron unas valientes aquellas mujeres, porque yo solo recuerdo maestras, no maestros.
Cuando escucho o veo noticias que hablan de las ecoescuelas, pienso – Mi primera escuela era así, una Ecoescuela
La decoración base era como la de todas las escuelas de entonces, la foto de franco y el crucifijo. Pero en las paredes, la maestra y los niños dejaban ir su creatividad. El rincón de los pequeños quedaba escondido a los ojos de la maestra … y claro!, lapices de colores en manos de niños, ¡imagínate! en aquellas paredes dábamos rienda suelta a todo nuestra imaginación. Suerte que en mayo se blanqueaba toda la escuela y las paredes volvían a su blanco azulado.
En mayo, la escuela estaba más bonita y limpia que nunca, las madres la blanqueaban con cal y la decoraban para la fiesta, que entonces era el 13 de mayo día de la Virgen de Fátima y ese día los niños hacían la primera comunión.
La Fiesta
Quiero tener un recuerdo para las mujeres entre las que estaba mi madre, que aprendieron el arte del diseño floral en aquel altar celeste y blanco para su virgen de Fátima. Las flores eran las que ofrecían los vecinos, rosas, flores blancas con olor intenso y árbol del paraíso, la mezcla de esos aromas quedaba impregnado en las paredes durante meses. Todavía hay veces que creo recordarlo.
En Ceal son las mujeres, las hermanas las que tenían.., bueno y tienen el control sobre la virgen. Por eso, no pude evitar emocionarme el verano pasado, cuando después de la procesión, nos quedamos algunas personas dentro de la ermita cerca de la virgen, la vecina más mayor nos dijo – cerrad la puerta cuando salgáis. no sea que algún chiquillo tire a la virgen..., ella es la última de esa generación de mujeres y su palabras se siguen siendo relevantes.
La fiesta de entonces era sencilla pero todos la esperábamos de una manera especial. Ese día los padres no trabajaban y esperaban que llegará el cura tomando unos vinos en la taberna, que era a la vez la única tienda,
Después de la misa, la procesión y la comida con las familias
Ceal dejó de tener escuela en l974, La ermita de la Virgen de Fátima sigue siendo el corazón de la aldea de Ceal, celebrando su fiesta cada primer fin de semana de agosto
Todo ese romanticismo infantil se acabó de golpe con la reforma escolar de la época. Se eliminaron las escuelas rurales, por supuesto la de Ceal también, y nos trasladaron al colegio de Huesa. Era un colegio mucho más grande, con menos color y más cemento. Aún conserva el mismo nombre que en aquel entonces, Alferez Segura, aunque no me agrada hablar mucho de ese colegio ni del profesorado de aquel entonces… (ese es tema para otro artículo).
En ese nuevo colegio, estamos separados por sexo y el trato ya no era tan cercano ni familiar. Todo era nuevo para nosotros: el transporte y el comedor escolar. Además, tuvimos que enfrentar todos los cambios que se produjeron en el país a finales de los años 70 y principios de los 80, los cuales cada uno vivimos de la mejor manera que pudimos.
Sospecho que los que fuimos a aquella escuela, seguimos pensando que Ella nos recuerda y nos mira de una manera especial, sintiéndonos «Arnau Estañol y Joanet de la Catedral del Mar», cuando iban a buscar su refugio a su virgen pensando que Ella siempre cuida de los niños que no tienen madre.
Como yo estaba sentada a la entrada y las sillas eran pequeñitas, no veía la virgen, solo las estrellas de su corona.
Pero a pesar que no la veía, algo debió pasar, (esas cosas que no se ven con los ojos pero se sienten), porque para mi sigue siendo la virgen más bonita y especial de todas. Y yo sé que es Ella la que alguna vez cuando me vuelvo a casa, sale a despedirme en la última curva.

Ella no tiene manto de terciopelo bordado con hilos de oro y no es porque sea la virgen de una aldea, sino porque la imagen de la virgen de Fátima siempre se representa de sencilla, Ella y los tres Pastorcillos.
No tengo muy claro el año que llegó esa imagen de la Virgen de Fatima a Ceal , ni quién hizo el molde, pero realmente creo que es la más bonita de todas las réplicas.
Yo siempre la he visto ahí, siempre mirando con esos ojos llenos de ternura, comprensión y sin reproches diciendo: “has venido, bienvenida todo está bien, siempre ha estado bien”