Lo que aprendí del Marketing, siendo dependienta

Trabajé como dependienta diez años

Todo lo que hacemos, nos deja un aprendizaje.

De esto,  nos damos cuenta cuando decidimos hacer un cambio de vida  y comprendemos,  que todas las experiencias nos sirven, las buenas y las no tan buenas, esas enseñanzas que la vida nos pone en nuestro camino es la mejor escuela.

Cuando empecé a formarme en marketig digital, me di cuenta,  de que los años que estuve trabajando como dependienta, me ayudaba para entender, lo que es conectar con el público objetivo y buscar tu nicho.

 Durante esos diez años había estado usando herramientas de marketing como, Imbound marketing o Storytelling, todas estas palabras inglesas  que sirven para conectar con tu audiencia.

Eso es  algo que las dependientas saben hacer muy bien y  pasa de manera natural  si eres capaz de empatizar con tus clientas, algo que para mí resultaba fácil. Solo con una sonrisa o una mirada de complicidad era suficiente para entablar un diálogo no verbal.

Antes de seguir, tengo que decir que,  siempre tienes que saber y estar formada sobre el producto que estás ofreciendo. Eso es importante para tener credibilidad y generar esa confianza que hace que tus clientas vuelvan y las consigas fidelizar.

 En la tienda que yo dirigía, aparte de ropa y complementos, había un apartado de productos de temática más espirutual como, inciensos,  minerales, o productos del Tibet, era el apartado  estrella para generar una conversación.

Nunca el tiempo es perdido, todo es aprendido

Descubrí que lo que había aprendido unos años antes como hobby y porque me apasionaba, estaba siendo una magnífica manera de conectar, ayudando  a las personas a sentirse más aliviadas con mis productos y sinceridad en mis palabras. (el tema esotérico sería otro post).

Estando detrás del mostrador, entendí que cada persona que entraba por la puerta, tenía que tratarla de manera personalizada,  y que resolver su problema era mi objetivo, aunque no siempre lo conseguía, me queda la tranquilidad de haber hecho siempre lo posible para que así fuera. Y ellas lo notaban y me lo agradecían.

Sentir el agradecimiento de esas personas me llenaba de felicidad,  tenía clientas  de segunda residencia que pasan largas temporadas en Palamós, cuando teníamos tiempo, me traian un café y  nos contabamos nuestras historias. Es increible como cada uno de nosotros tenemos historias no contadas, que son semi-secretos y sin saber por qué las contamos a una dependienta que te cae bien.   storytelling

«Crear comunidad y captación de  leads con el «boca a boca». Si eres honesto y te preocupas por resolver sus problemas, ellos hablarán bien de ti»

Todo cuenta, la música, la decoración y los aromas a incienso me ayudaban a crear el ambiente que identificaba como marca a la tienda y a mí como responsable de ella.

Cuando una persona entraba en la tienda, le dejaba mirar tranquila, haciéndole entender que estaba ahí para lo que necesitase, evitando  preguntas pre-hechas como «¿Te puedo ayudar?» y menos ser insistente en vender, a la gente le gusta comprar tomando ellos la decisión.

Neuroventas, crear la emoción antes de la venta, desde la confianza y la sinceridad»

Aprendí también a usar la «LLAMADA A LA ACCIÓN»  en el momento justo, si lo hacía antes de que la clienta estuviera preparada, se iba sin comprar nada, diciéndome que ya volvería, cosa que no hacía. Si demoraba demasiado también corría  el mismo riesgo. 

«Desde la empatía y la asertividad creaba la sensación de urgencia, había productos que no estarían siempre en la tienda y que eran únicos.»

Si hay algo que tengo claro, es que hay  que ser auténtica y no intentar aparentar, eso puede servir un tiempo, pero al final siempre sale como eres realmente. No se le puede gustar y caer bien a todo el mundo, cada uno tenemos nuestro público, engañar no sirve de nada. Solo conseguirás que el cliente te devuelva el producto y encima que hable mal de ti.

Eso es lo peor que te puede pasar. Porque cuando estás de cara al público representas a la empresa, pero también te estás representando a ti misma.

Es mejor decir en ciertas ocasiones, «no tengo su talla» o «en este momento no tengo la información, pero me informo y la llamaré» esa puede ser una magnífica ocasión para volver a contactar con la clienta y que quede agradecida por preocuparte.

Trabajar de dependienta fue un aprendizaje enriquecedor, que me ayudó  a conocer como actúan las personas en la compra y como se relacionan con  los vendedores.

También a entender los problemas con los que se enfrenta el comercio local en los pueblos de costa, que basan sus ventas en las temporadas de verano.

Sigo manteniendo relación con las clientas,  que se convirtieron en amigas y conozco a mucha gente gracias a ese trabajo.  

Podría hablar de tantas experiencias vividas, casi todas con gente maravillosa, sobretodo de mujeres,  unas más felices que otras.

En verano no estaba sola, tenía una o dos compañeras, siempre fueron chicas encantadoras y cada una me dejó un recuerdo diferente y especial, lo normal es que fueran estudiantes que trabajaban en verano para tener su dinero en invierno, esos meses con ellas, me ayuda a  seguír conectada con la nueva generación de mujeres, aprendiendo de ellas.  Algunas con ideales más clásicos, otra activististas defendiendo el feminismo por encima de todo y otra tan romántica, que lo dejó todo por el amor de su vida.  Las he visto hacerse mujeres libres y valientes. Con las que me reía y me sorprendían cada día con sus vivencias.

Pienso que la vida te va ofreciendo las herramientas y las personas que necesitas en cada momento.

En esta etapa de mi vida, la tienda no es compatible con el tipo de vida que quiero vivir ahora, pero siempre guardaré un buen recuerdo de todo lo vivido. 

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